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Las empresas, afortunadamente, empiezan a aceptar la necesidad de realizar esa transformación digital de la que todo el mundo habla. Cierto es que, en  muchos casos no saben bien por dónde empezar. Y es que, acostumbrados a trabajar de una determinada forma, adaptarse a una praxis diferente, cuesta hacerlo.

¿Qué es la transformación digital?

La transformación digital no afecta únicamente a la parte tecnológica de una empresa, sino que también a todos los entornos productivos de la misma. La tecnología es determinante para el cambio digital pero no es suficiente. Para esta transformación es clave analizar todos los procesos de la compañía. Se deben rediseñar pensando en la nueva estrategia digital de la empresa. ¿Queremos una nueva forma de relacionarnos con los clientes, menor coste de calidad en nuestra producción, nuevos modelos de negocio?

Las preguntas y objetivos pueden abarcar a todos los departamentos de la compañía. Es por ello que, muchas empresas no llegan al último peldaño de la digitalización. La falta de cambio interno tanto a nivel de gestión de recursos humanos, rediseño de procesos y gestión completa de la cadena de suministros. Acompañado por la identificación de nuevas herramientas de trabajo que sustentan a los nuevos procesos digitales. También en algunos casos, falta un plan claro y tangible de retorno de la inversión en muchos planes de digitalización.

Para que la transformación digital en una empresa llegue a buen puerto, es primordial que la junta directiva de la empresa esté comprometida con su realización. El CIO juega un papel importante. Tiene que ser un referente para ir abriendo el camino, pero debe contar con el compromiso de los máximos responsables del resto de departamentos de la empresa.

La tecnología está ahí, solo falta la decisiva implicación de la dirección. Únicamente con la fuerza del primer impulso no será suficiente.  Después hace falta constancia y mantener el objetivo. Esto solo se consigue abordando la gestión del cambio, consiguiendo la complicidad de los empleados y dando pequeños pasos en vez de un cambio drástico de la noche a la mañana. La empresa tradicional tiene que ser consciente que es necesaria una transformación integral en la forma de hacer negocios.

¿Cuáles son 4 tecnologías base de la transformación digital?

La transformación digital llega más tarde a los entornos empresariales que a los particulares. Casi todo el mundo está ya familiarizado con aplicaciones en el móvil que gestiona con rapidez y habilidad. Todos encontramos lo que queremos.  Tenemos potentes equipos en casa y nos movemos sin  cables. Pero ¡horror! cuando llegamos a la oficina encontramos equipos desfasados y lentos, que obligan a trabajar a su ritmo, a veces con desesperación. Hay que entender que las empresas deben meditar mucho las inversiones que realizan en su tecnología, y en el tiempo que se lo piensan, los cambios siguen produciéndose.

Las empresas que emprenden su transformación digital deben situar el software en el centro de la estrategia corporativa e incorporarlo al ADN de sus nuevos negocios. Para aprovechar todo el potencial del software y de las tecnologías transformadoras como cloud, inteligencia artificial, big data, automatización, etc., deberán idear una fábrica de software moderna, que les ayude a crear productos y servicios digitales innovadores.

Otro aspecto importante es la transformación de los equipos y de su manera de trabajar. Deberán atraer el talento y el conocimiento digital necesario, empoderar a los equipos, y eliminar jerarquías y procesos complejos para conseguir que los equipos y la organización trabajen con mentalidad ágil.

La transformación digital supone un impulso a la evolución empresarial, hasta el punto de que muchos la consideran como una nueva revolución industrial y que cambiará para siempre y de forma drástica la forma en la que trabajan las empresas de la misma forma que la máquina de vapor cambió la forma en la que se trabajaba en el siglo XIX. 

Transformación Digital: ¿Y ahora qué?

Como indicábamos al inicio de este artículo, las empresas se encuentran ante la duda de por dónde deben empezar un proceso de digitalización de sus procesos. Se trata de algo complejo que requiere de un estudio previo de cuáles son las necesidades de la compañía. Las tecnologías son facilitadoras para dar una respuesta ágil a los requerimientos del negocio.

No se trata de poner el foco en la tecnología sino en utilizarla para alcanzar los objetivos corporativos. Una vez establecida esta perspectiva, el siguiente paso es situar como punto de partida, siempre, a las personas, el empleado. El directivo tiene que ser un empleado digital para ser el impulsor de esta transformación y no un simple receptor.

En la transformación del área de Infraestructura se busca una gestión óptima con requerimientos de negocio, no tecnológicos, aunque también buscan estabilidad y seguridad de las operaciones.  Contemplamos aquí ciberseguridad, comunicaciones y migración a la cloud de las infraestructuras. Hay que hablar de mejorar nuestras operaciones, dotando de agilidad, análisis en tiempo real y mejora de la experiencia de usuario de las plataformas corporativas, así como la transformación del puesto de trabajo digital, y entra aquí la movilidad del empleado.

Todos ellos perseguirán un mismo fin, alcanzar los objetivos corporativos. La tecnología no debe marcar la estrategia de negocio. La tecnología es el mejor aliado para la evolución de las empresas pero como herramienta. El eje de transformación digital va a depender mucho del tipo de negocio de la empresa.

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